lunes, 24 de marzo de 2014

Él

La primera vez que le vi fue en la ladera de una montaña, descansando junto al río. Una expresión melancólica le surcaba el rostro. Sus ojos, grandes y felinos, eran los ojos de aquel que lo había perdido todo. Su larga melena, brillante y plateada, ondeaba junto al viento. En sus labios, finos y rosados, no se reflejaba el menor atisbo de sonrisa. La sangre que bañaba sus manos realzaba la palidez de su piel, otorgándole un aspecto fantasmal; casi decrépito. Sus cejas, levemente fruncidas, combinaban a la perfección con su nariz, tersa y perfilada. Era un ser de una belleza extraordinaria, inhumana, rebosante de elegancia.
Nunca pensé que un joven asesino podría resultar tan atractivo.


3*ESO C

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